Mariposas en el estómago
¿Cómo puede ser
posible que el mismo cosquilleo, ahí, justo detrás del ombligo, conquiste a
tantas personas?
No sé cómo controlar
esa sensación, no sé si llamarlo nervios, amor, ansiedad o deseo por verte
frente a mi e intentar no desplomarme. Estoy tan confundida y llena de
emociones (que a su vez me confunden más), y también tan llena de felicidad,
que apenas puedo mantener la calma. Estas sensaciones de hormigueo
comienzan desde que, por mi balcón, se asoman unos pequeños y suaves rayitos de
sol que chocan en mi cara y provocan que mis ojos se abran, para poder ver (gracias
a Dios) un nuevo día. ¿Pero acaso es
despertar lo que provoca esas sensaciones? No, solo despertar no las provoca,
si no, todos los seres humanos padeciéramos de estas cosquillitas adorablemente
tormentosas en el estómago. Lo que las ocasiona son mis pensamientos hacía ti,
y esto se complementa con un par de letras plasmadas en mi celular, con tu
firma en ellas… Y, otras veces tus notas de voz me llenan de alegría y
esperanza.
Transcurre la mañana
como de costumbre, la monotonía del día a día, que aunque sea pariente de la
rutina, siempre me trae algo que sobresale y cambia la manera en como siento
cada día. Las sensaciones de mariposas en el estómago que no cesan, sólo bajan
un poco de intensidad, pero no se apagan, no duermen, parece solo, que tomaran
un descanso. Al llegar la tarde vuelvo a saber de ti, eso ocasiona que mi
cuerpo se active nuevamente, aumentan mis pulsaciones cardiacas y mis deseos
por verte. En ocasiones sé que estás trabajando, o realizando algo que no
permite nuestra unión con un par de letras, pero ni siquiera eso hace que estas
sensaciones en mi panza desaparezcan.
Al caer el sol, sólo
puedo agradecerle a Dios por el maravilloso día que acaba de pasar, y nuevamente, las mariposas en mi interior
hacen presencia con una intensidad mucho mayor, para que no me olvide de
agradecerles a ellas también por dibujarme esa sonrisa inmensa que dura más que
solo un par de horas, ¡Esa que dura mucho! ¡Y que no quiero que acabe nunca!
Y justo cuando decido ir
a dormir, estas mariposas comienzan a despertar, ellas tienen el horario al
revés, pasando de un cosquilleo suavecito por la mañana a unos fuertes
revoloteos en las noches. Pensando en esto descubrí porqué las mariposas juegan
conmigo y vuelan solo de noche en mi estómago: Al caer la luz de la luna sobre
mi balcón, baja la temperatura, y el final del día me dice que se acabó, es un
día menos a la espera de tu llegada a esta ciudad, de tu cara frente a mis
ojos, y nuestras ilusiones hechas realidad.
Al final llegué a la
conclusión de que tu eres la medicina a estas maripositas en mi interior.
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Escrito por: Carla Salinas
Editado por: Jefferson Maldonado
¿Cómo puede ser posible que el mismo cosquilleo, ahí, justo detrás del ombligo, conquiste a tantas personas?
Editado por: Jefferson Maldonado
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